tú que te miras con buenos ojos o la edad dorada de los shorts

¿se habrá mirado al espejo?

opinamos de toda persona que nos pase por delante, del maquillaje de la chica del telediario, del vestuario de la presentadora de moda, de los kilos de más que "recogió" Pé durante nueve meses, de los hombres que se niegan a cambiar los slips por trajes de baño algo más favorecedores a ciertas edades, de las actrices que salen de casa sin maquillar (ellas que podrían ir perfectas todo el día)... pero ¿qué opinamos de nosotros mismos? está claro, clarísimo, que nos miramos con muy buenos ojos, quizás demasiado buenos (los malos los dejamos para los demás).

la cuestión es que la otra tarde empecé a darle vueltas al hecho que me quedan poquitos meses para llegar a la trentena y pasaron por mi cabeza un montón de recuerdos... es como hacer balance de la vida... ¡cuando eres pequeñ@ ves a la gente de treinta años poco menos que al borde de la jubilación! y piensas cosas como: ¿pero esta tía se ha mirado al espejo? o el clásico "esa ya no tiene edad para ir así"... joder... qué crueles pueden ser los niñ@s! lo malo de todo esto es que al borde de los treinta lo seguimos haciendo...

total que con esas dudas el otro día repasé mi armario mentalmente, no vaya a ser que me parezca a una de esas que tanto criticaba: no puedo presumir ni de amplio fondo de armario ni de estilazo (aunque sinceramente tampoco creo que merezca un capítulo de "tu estilo a juicio", vaya perlas salen ahí...) y aunque dudo que mi yo de doce años pensara igual, llegué a la conclusión que mental y espiritualmente sigo preparada para continuar llevando shorts vaqueros... otra cosa es lo que dirán cuando me vean... yo me miro con buenos ojos.

hasta aquí la cosa se había quedado en simples dudas existenciales casi resueltas, otra cosa fue cuando, degustando mis fantásticos cereales de chocolate rellenos de chocolate (que están treméndamente buenos), me di cuenta de que caducaban el ¡mismísimo día que yo cumpliré los 30! venga va... ¿una señal? otra vez nuevas dudas... ¿¡podría ser que alguien de doce años creyera que ya no tengo edad para comer almohaditas de chocolate rellenas de chocolate hacendado con lo treméndamente buenos que están!? madrededios... sigo teniendo demasiado tiempo libre...

ahora recuerdo palabras de mi padre, que a sus treintaypocos y cuando yo era pequeñita, me decía que a veces se seguía sintiendo como un niño, que la ilusión no hay que perderla, y que no es malo sentirse niño de vez en cuando, y eso lo decía una persona que no ha tenido las cosas tan fáciles como yo. creo que tenemos que mantener una pizca de inocencia, que es importante crecer y "madurar", pero que es enfermizo querer ocultar lo que somos. así pues, a pocos meses de mis treinta, creo que estoy muy lejos de aquella persona que imaginaba cuando tenía doce años... ¡y que dure! 

así que pienso aprovechar lo que queda de verano para destruir mis shorts vaqueros y mis básicas de tirantes... que cuando lleguen los treinta ya veremos lo que hacemos...

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